martes, 30 de marzo de 2010

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13, 21-33. 36-38


Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:
«Les aseguro
que uno de ustedes me entregará».
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere». Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato».
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer».
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.

Después que Judas salió, Jesús dijo:
«Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado
y Dios ha sido glorificado en Él.
Si Dios ha sido glorificado en Él,
también lo glorificará en sí mismo,
y lo hará muy pronto.
Hijos míos,
ya no estaré mucho, tiempo con ustedes.
Ustedes me buscaran,
pero Yo les digo ahora
lo mismo que dije a los judíos:
“A donde Yo voy,
ustedes no pueden venir"».
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió: «Adonde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás».
Pedro le preguntó: «¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti».
Jesús le respondió: «¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces».


COMPARTIENDO LA PALABRA
Por CELAM - CEBIPAL

En contraluz con Jesús: traición y negación
Juan 13, 21-33..36-38
“Uno de vosotros me entregará...
No cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces”


De la cena en Betania pasamos a la última cena, en la cual Jesús se despide de sus discípulos. En medio de ella Jesús le ha lavado los pies a sus discípulos (evangelio del próximo jueves). La comida se interrumpe bruscamente y se da paso a tres escenas que culminan este capítulo del evangelio de Juan:
- El anuncio de la traición de Judas (13,21-30).
- Una enseñanza de Jesús sobre el sentido profundo de su pasión (13,31-33) y cómo ésta marcará la identidad de los discípulos (13,34-35; versículos que no leemos hoy).
- El anuncio de las negaciones de Pedro (13,36-38).

En el centro de todo está la persona de Jesús, quien conduce los acontecimientos que se van narrando y dice las palabras fundamentales. Por eso, es a la luz de las palabras centrales de Jesús (segunda escena) que hay que entender la contraluz que aparece tanto en Judas (primera escena: traición) como en Pedro (tercera escena: negación).

(1) Judas se retira de la comunidad (12,21-30)

La salida de Judas de la sala está subrayada por una observación del evangelista: “Era de noche” (12,30). La indicación es negativa y alude al ambiente espiritual negativo en que se mueve el discípulo disidente: se pone al servicio del poder de las tinieblas.

Ya desde el lavatorio de los pies, Jesús había dicho que no todos estaban limpios (ver 12,10-11) aludiendo a quien le iba a entregar. Ahora, mientras continúa la cena, resulta que no todo es familiaridad en la sala: allí está Judas listo para la traición.. Jesús, entonces, pone abiertamente el delicado tema.

Jesús, quien se ha sentido profundamente conmovido frente a la muerte de Lázaro (ver 12,33), también se siente conmovido frente a la perspectiva casi inmediata de su propia muerte: “se turbó en su interior y declaró...” (13,21; ver también 12,27). Jesús sabe todo, tiene control sobre todo lo que ocurre y aún así no rehuye ante la situación dolorosa personal: el terror de la muerte que ya se intuye en lo que Judas va a hacer.

Jesús no dice el nombre del traidor, pero éste se va descubriendo poco a poco. La iniciativa la toma Pedro, quien le pide al discípulo amado que le pregunte a Jesús quién es el traidor (13,23-24). El discípulo amado hace la pregunta en privado (12,25) y Jesús le responde enseñándole una contraseña: “Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar” (12,26b). Y efectivamente así lo hace (12,26b), pero curiosamente el discípulo amado no se la cuenta a Pedro, es una confidencia que el evangelista le cuenta al lector.

La contraseña dada por Jesús correspondía a la cortesía habitual del anfitrión de un banquete festivo con las personas más allegadas, se subrayaba así el vínculo que éste tenía con sus comensales. Pero Jesús le ofrece un bocado al invitado indigno. He aquí un eco del Salmo 41,10 (que había sido citado un poco antes, en Jn 13,18): “Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba, el que mi pan comía, levanta contra mí su calcañal”. Jesús está dramatizando el Salmo.

Entonces Satán entra en acción (13,27ª). Su derrota ya había sido anunciada (12,31: “ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”). Signo del comienzo de la victoria sobre el mal es que es Jesús –y no Satán- quien determina el momento de su entrada en acción. La Pasión de Jesús llevará hasta sus últimas consecuencias esta confrontación.

El resto de la comunidad, excepto el discípulo amado, continúan ignorantes de lo que está pasando (13,28-29) en el momento en que Judas se pasa al lado de las fuerzas de oposición a Jesús, perdiéndose en medio de la noche (13,30).

(2) La Pasión de Jesús como revelación de la Gloria del Padre (12,31-33)

Jesús comienza una nueva enseñanza apenas sale Judas. Éste ya era un cuerpo extraño en la comunidad, las enseñanzas ya no tenían valor para él. Jesús habla ahora para quienes están dispuestos a permanecer con Él y con la comunidad. Jesús hace la revelación más grande que les puede dar sobre sí mismo y sobre la comunidad.

Notemos los contrastes: Judas salió en medio de la noche (símbolo del mal), ahora Jesús habla de “Gloria” (relacionado con luz). Judas sale como una amenaza de la vida de Jesús, Jesús por su parte se refiere ahora a la victoria de la vida (“Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre”, 13,31). Judas rompe la comunión con el Maestro, Jesús habla de la comunión que tratarán de mantener con él los otros discípulos (“Vosotros me buscaréis”, 13,33) y más aún de la relación profunda que sostiene con su Padre, la cual está a punto de revelarse completamente (“Dios ha sido glorificado en él... le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto”, 13,31-32). Y con qué palabras llenas de ternura ahora llama a sus discípulos: ¡Hijos míos! (13,33).

La Pasión de Jesús no es una desgracia, detrás de los oscuros acontecimientos hay una revelación: la Pasión es la revelación de la “Gloria”, esto es, de la honda relación recíproca entre el Padre y el Hijo en la cual circula la plenitud de la vida. “Gloria” es manifestación, visibilización del luminoso esplendor de esta relación que, por medio del Verbo que encarna la naturaleza humana hasta la muerte, está destinada a impregnar salvíficamente la humanidad entera.

(3) La presunción de Pedro: querer salvar al Salvador (13,36-38)

Pedro de nuevo toma la iniciativa y esta vez interpela directamente a Jesús sobre la frase: “A donde yo voy vosotros no podéis venir” (13,33). La pregunta “¿A dónde vas?” (13,36ª) implica que detrás de la muerte de Jesús hay algo más. Hasta aquí Pedro ha comprendido correctamente. Es justamente lo contrario de lo que han pensado los adversarios: se va al extranjero a evangelizar griegos (7,35), se va a suicidar (8,22).

Jesús no le responde la pregunta sino que insiste en su enseñanza inicial agregando “me seguirás más tarde” (13,36b). Jesús subraya la imposibilidad de “seguirlo ahora” (el término “seguir” aquí es importante: indica la vivencia de la Pasión en condición de discípulo). El evangelista Juan está subrayando así que para que el discípulo esté en condiciones de verdaderamente “tomar la Cruz” tendrá que ser salvado “primero” por ella. En otras palabras, sólo puede amar a la manera de Jesús (ver 13,34) quien se deje amar completamente por el Crucificado (ver 13,8: “Si no te lavo, no tienes parte conmigo”).

Entonces aparece la presunción de Pedro: “Yo daré mi vida por ti” (13,37). Aquí Pedro utiliza los mismos términos del “Buen Pastor” (ver la repetición de “dar la vida por” en 10,11-18), pero está confundiendo los roles. Pedro no ha comprendido el sentido de la Pasión. Quiere salvar al Salvador, olvida que el discípulo debe dejar ir a Jesús primero, que intentar seguir a Jesús por sí mismo es exponerse al fracaso en su seguimiento.

Paradójicamente, y a fin de cuentas, Pedro terminará negando a Jesús para poder salvar su propia vida (13,38). Su presunción será derrotada cuando agotado en el límite de sus fuerzas reconozca que Él necesitaba de esa Cruz. Entonces comenzará para él un nuevo día (canto del gallo).



Para cultivar la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:

1. ¿Qué me dicen personalmente las frases relacionadas con Judas: “uno de vosotros”, “aquel a quien dé el bocado”, “salió... era de noche”?

2. ¿Qué me dicen personalmente las frases relacionadas con Pedro: “seguirte ahora”, “daré mi vida por ti”, “me habrás negado tres veces antes del canto del gallo”?

3. ¿Dónde está el sentido profundo de la Pasión según los términos de Jesús? ¿Qué me ofrece? ¿Qué me pide?

lunes, 29 de marzo de 2010

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 12, 1-11






Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: «¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.
Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre».
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.



COMPARTIENDO LA PALABRA
Por CELAM - CEBIPAL

La unción de Betania:
Un gesto de amor que desvela la mezquindad de los otros
Juan 12, 1-11
“Ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos”



El evangelio de hoy es una excelente puerta de entrada en el misterio pascual de Jesús, a la manera de Juan. Junto a la melodía aguda del amor, se deja sentir del contrapunto del desamor que rechaza a Jesús. Hoy los amigos le ofrecen una cena a Jesús, pero luego será Él quien la ofrezca y el don mayor será Él mismo.

Llama la atención que los textos escogidos del evangelio desde hoy hasta el jueves, hagan mención todos de la “mesa”. Ésta es signo de comunión, de vínculos profundos. Frente a ella desfilarán personajes y se desvelarán actitudes que nos ayudarán a captar la luz que arroja el misterio de la Pasión de Jesús sobre las pasiones humanas y a percibir, al mismo tiempo, toda la acogida que Dios hace del hombre en el misterio de la Cruz.

La cena en Betania se ubica “seis días antes de la Pascua” (12,1ª). De esta manera el evangelista comienza la cuenta regresiva para la muerte de Jesús. Por otra parte, la mención de Betania como el lugar “donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos” (12,1b) conecta lo que acababa de suceder –la experiencia de fe en la resurrección- y con la Pasión de Jesús que está por comenzar.

Esta escena tiene un desarrollo curioso:
- La descripción con rápidos pincelazos de la cena (12,1-3).
- De repente la atención del evangelista se concentra en un solo punto de la cena: las palabras de Judas y de Jesús acerca del insólito gesto de María de Betania (12,4-8).
- El tiempo queda suspendido (y la cena pasa a un segundo plano) para dar paso al narrador que hace anotaciones sobre las funestas consecuencias que tiene para Jesús y para Lázaro, la afluencia de judíos curiosos por ver a Lázaro (12,9-11).

Pero en realidad el relato tiene dos movimientos internos fundamentales que se desatan frente a Jesús: el amor de los amigos que lo comprenden y lo honran (12,1-4) y el desamor de los adversarios que no lo comprenden y lo ven como una amenaza (12,5-11).

(1) Un banquete de agradecimiento por la vida (12,1-3)

El banquete en honor de Jesús parece estar movido por la gratitud. En torno a la mesa se reencuentra Jesús con el amigo por el cual lloró. Los tres hermanos aparecen en el entorno de Jesús, los tres hacen actos de amor:
- Marta: quien ofrece su servicio amoroso.
- Lázaro: quien acompaña a Jesús en la mesa.
- María: quien unge los pies de Jesús.

Lázaro fue llamado en el capítulo anterior “el que Jesús amaba” (11,3) o “el amigo” de Jesús (11,11). Todavía más, cuando Jesús lloró frente a su tumba la gente se sorprendió “Mirad cómo le quería” (11,36). La dinámica del amor no es la misma con cada persona: la relación de Jesús con Lázaro se caracteriza porque es Jesús quien lo hace todo por él. Esto es importante: Jesús escoge a sus amigos sin necesidad de que tengan alguna característica particular para ello. Lázaro se deja escoger (ver 15,16).

Con María sucede al contrario, es ella quien toma la iniciativa y le rinde su homenaje a Jesús con un gesto cariñoso: lo unge con perfume de la mejor calidad (nardo puro importado) y en abundante cantidad (un litro) (12,3). Su costo es de “trescientos denarios” (12,5), que es el equivalente de trescientos jornales para quien trabaja en el campo. En la precaria economía de la época ¡era mucho dinero! El de María es un amor agradecido que se desborda completamente.

(2) Un amor incomprendido (12,4-7)

Judas Iscariote reacciona negativamente frente al gesto de María de Betania (12,4-6). El evangelista traza un perfil de Judas al tiempo que reporta sus palabras:
- La crítica parte de “uno de los discípulos” (12,4b), precisamente uno que debía comprender como ningún otro el valor del gesto.
- Se trataba precisamente del pérfido discípulo, “el que lo había de entregar” (12,4c), el que haría un gesto polarmente contrario al de la mujer.
- La motivación de su crítica es que “era un ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella” (12,6).

El reproche de Judas refleja su incapacidad de ver más allá, por ello Jesús le va a dar la correcta interpretación del hecho: “Para el día de mi sepultura” (12,7). El suyo es el primer signo de fe de una persona que ha centrado todo en la persona de Jesús y ha entrado en el misterio de su Cruz (lo mismo sucederá con otros, precisamente en la sepultura de Jesús: 19,38-42).

Además, las motivaciones de Judas son ocultas e interesadas, está pensando en sus propios intereses. Se está utilizando para provecho propio el compromiso con los pobres.

La frase “porque pobres siempre tendréis con vosotros” (12,8), eco de Deuteronomio 15,11, no es una negativa para el servicio a los pobres sino precisamente lo contrario. Puesto que esta misma cita enfatiza el “abrir la mano” en su favor, se comprende que ése será el efecto de la muerte de Jesús en el corazón redimido por él: el amor por el crucificado (expresado en la unción) se expresará luego en el amor a los hermanos. La Cruz de Jesús purifica y encamina todo amor. Judas va en contravía de esta propuesta.

(3) Matar al testigo vivo de su victoria sobre la muerte (12,9-11)

Finalmente entran escena los sumos sacerdotes, quienes también reaccionan negativamente frente a Jesús, pero por un nuevo motivo: “muchos judíos se les iban y creían en Jesús” (12,11). Previamente el evangelista nos ha informado que Betania se ha convertido en foco de afluencia de un gran número de personas atraídas por lo sucedido a Lázaro (12,9).

La decisión de “dar muerte también a Lázaro” (12,10), muestra el deseo de quitar de en medio todo lo que hable de Jesús. Lázaro, de hecho se ha convertido en un testigo vivo que atrae muchas personas hacia el “creer” en Jesús. Como tal, compartirá la persecución del Maestro y Amigo.

Judas es incapaz de abrirse al amor. Los sumos sacerdotes son incapaces de creer, aún frente a la evidencia. Ven incluso en Lázaro una amenaza puesto que “muchos judíos se les iban y creían en Jesús” (12,11). El miedo a perder los privilegios se convierte entonces en envidia y esta se vuelve rechazo, intolerancia y paranoia frente a todo lo que hable de Jesús. La cerrazón es total.

Es así como en torno a Jesús surge el conflicto entre los que aman y buscan la vida y los que solamente piensan en tramar acusaciones, trampas y muerte.

Frente a la fuerza de la amistad bellamente descrita en este pasaje, se revelan también los secretos motivos ocultos de la mezquindad, la superficialidad y la maldad humana. Este es el pecado: no querer dejarse interpelar, ni llamar, ni transformar por el lenguaje del amor de Jesús.




Para cultivar la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:


1. ¿Cuál debe ser la motivación interna del amor para actuar frente a Jesús?

2. ¿Qué caracteriza a cada uno de estos personajes: Lázaro, Marta, María, Judas, los judíos que vienen a ver a Lázaro y los sumos sacerdotes? ¿En qué me interpela cada uno de ellos?

3. ¿No es verdad que a veces el discurso sobre los pobres se convierte a veces en pretexto para promoverse a sí mismos en el mundo de la política y en otros campos también? ¿Qué evitaría que esto sucediera? ¿Jesús propone dar migajas asistencialistas o más bien la transformación de cada persona y de la sociedad entera, para ser capaces de amar poniendo al servicio de todos los que somos y tenemos? Comprendiendo que se trata de lo segundo, ¿Qué camino hay que recorrer para lograrlo?

domingo, 28 de marzo de 2010

Los Padres de la Iglesia nos iluminan

Hemos completado la travesía del ayuno y, por gracia de Dios, hemos llegado a buen puerto. Porque efectivamente, lo que es el puerto para quienes capitanean un barco, la recompensa para los corredores, la medalla para los atletas, lo es esta semana para nosotros, es el más grande y sumo bien, y en ella combatimos con la finalidad de obtener el premio. Por eso mismo la llamamos [Semana Santa], Semana Grande. Y no porque sus jornadas sean más prolongadas que las demás, ya que hay jornadas más largas en otras semanas; tampoco porque tenga más días que las demás, ya que [en eso] todas las semanas son iguales; sino porque durante esta semana el Señor ha hecho grandes cosas.



En el transcurso de esta semana, que llamamos Grande, la prolongada tiranía del diablo llegó a su término, la muerte se extinguió, el Fuerte fue vencido, sus bienes dispersados, el pecado fue rechazado, abolida la maldición, el paraíso está nuevamente abierto, y el acceso al cielo libre y expedito, los seres humanos han entrado en comunicación con los ángeles, el muro de separación ha sido derribado, el velo rasgado y el Dios de la paz nos ha traído la paz a cielo y tierra. Esas son las razones por las que denominamos Grande a esta semana.



Es comprensible que durante esta semana la multitud de los cristianos intensifique sus esfuerzos, algunos multiplican sus ayunos, otros sus vigilias santas, otros sus limosnas. Esta es una manera de atestiguar, a través del celo por las buenas obras, todo el bien que nos ha hecho el Señor. Cuando el Señor resucitó a Lázaro, la ciudad toda de Jerusalén atestiguaba de que había resucitado a un muerto a través de la multitud que salía al encuentro de Cristo, ya que el fervor de aquellos que salían a recibirlo atestiguaba la magnitud del milagro realizado; del mismo modo, nuestro fervor en celebrar la Semana Grande prueba y atestigua la magnitud de las grandes obras realizadas antaño [a favor nuestro]. Porque nosotros, los que partimos actualmente al encuentro de Cristo, no salimos de una sola ciudad, únicamente de Jerusalén, sino que en el mundo entero las Iglesias, a millares, parten al encuentro de Jesús; no salen a recibirlo agitando ramos de palmera, sino que ofrecen a Cristo el Señor la limosna, el amor al prójimo, la virtud, el ayuno, las lágrimas, la oración, las vigilias y toda suerte de virtudes.



Veneremos también nosotros esta semana, yo saldré junto con ustedes, llevando como ramo de olivo las palabras de mi enseñanza, depositando de este modo mis dos moneditas, como la viuda del Evangelio. Antiguamente los niños hebreos salieron con palmas en sus manos, y exclamando en voz alta: Hosanna en lo más alto del cielo, bendito el que viene en el nombre del Señor. Nosotros, a su vez, salgamos llevando a guisa de ramos [de palma] las buenas disposiciones de un alma en flor; repitiendo con fuerte voz el [salmo] que hoy cantamos: ¡Alaba alma mía al Señor, alabaré al Señor mientras viva, [salmodiaré para mi Dios mientras exista].


P. Max Alexander

martes, 23 de marzo de 2010

DIOS PROVEERA...

HNO: SI EN ESTE MOMENTO ESTAS PASANDO POR UN MOMENTO DIFICIL, YO TE DIGO QUE DIOS PROVEERA LA SOLUCION, EN SUS TIEMPOS.EL SEÑOR PROVEE EN ABUNDANCIA.TENGAMOS FE Y CONFIANZA EN SU PROVIDENCIA.DESCANSEMOS EN EL, Y AYUDEMOS AL SEÑOR A CONOCER SU REINO.-

LA ALABANZA NOS ACERCA A DIOS.....

jueves, 4 de marzo de 2010

lunes, 1 de marzo de 2010

ACTIVIDADES EN SAN ANTONIO DE ARREDONDO. RCC NACIONAL

Del 23 al 25 Abril

Encuentro Nacional de Servidores, Responsables o Coordinadores

y sus Auxiliares o Colaboradores de Grupo de Oración.

Predica: ECONA





Del 28 al 30 de Mayo

Encuentro Nacional de Líderes, Consagrados (y aquellos que deseen consagrarse al Señor en la espiritualidad de la RCC) e Intercesores.

Predican: ECONA





Del 07 al 11 de Junio

Encuentro Nacional de Sacerdotes.

Predica: P. José Garza Madero (México)





Del 11 al 13 de Junio

Encuentro Nacional de Evangelizadores y Servidores en general.

Predica: P. Pepe Garza Madero (México)





Del 09 al 11 de Julio

Encuentro Nacional de Matrimonios (NORTE)

Predica: Matrimonio de Brasil.





Del 23 al 25 de Julio

Encuentro Nacional Matrimonios (SUR)

Predica: Matrimonio Bournissent.





Del 19 al 21 de Noviembre

Encuentro Nacional de Equipos Coordinadores Diocesanos

Y Servidores Jóvenes.

Predica: P. Gustavo Jamut y Dra. Marta Iglesias.