miércoles, 25 de noviembre de 2009

ADVIENTO 2009


Otra vez estamos llegando al final del año, parece mentira que ya se termine este 2009, y junto con el final del año llegaran las fiestas, todo un tema. Reuniones familiares, despedidas, planificación de vacaciones, llamadas a amigos o familiares que están lejos, la alegría del encuentro junto a la tristeza por la ausencia de aquellos que este año ya no van a estar presentes si no que, solo los tendremos en nuestro corazón.

Como cristianos ¿de que manera nos estamos preparando para recibir al niño Dios?...
¿tomamos conciencia de quien es al que esperamos?

¿Esperamos al gordito barbado de risa cascada con su bolsa de regalos o al mismísimo Dios que haciéndose hombre nos nació en Belén para cargar sobre sus espaldas las culpas de toda la humanidad muriendo en la cruz por todos?

Si creemos firmemente en que Dios viene una vez mas a nosotros no desaprovechemos este tiempo.

El tiempo de adviento es siempre una nueva oportunidad para el hombre, oportunidad de preparar nuestro corazón, oportunidad de preparar nuestro interior para la venida del que va a nacer, del que “quiere nacer” en cada uno de nosotros.
En cuaresma fue tiempo de preparar la “tierra” para que germine en nosotros esa semillita de conversión, de cambio…es como ese periodo de gestación que queremos que se concrete en nosotros y nazca en este tiempo…¿estamos preparados para que nazca?...ya es el tiempo? Como Jesús nos enseña en el evangelio san Lucas 14,17: “venid ya esta todo preparado”, nosotros podemos responderle de la misma manera al Señor?

Cristo se encarnó. Dios hecho hombre por nosotros. Nos suena “de toda la vida” esta frase, sobre todo repetida en los días de Navidad que se están acercando, pero de tanto repetirla, quizás no caemos en la cuenta de que ahí cometimos la mayor ingratitud que se ha cometido en la historia de la humanidad: “los suyos no le recibieron”. Porque si la gratitud es el reconocimiento por un don que se recibe, para un cristiano la gratitud nace de la fe en Cristo. Y a veces parece que Cristo necesita mendigar para que los hombres acepten el amor que les ofrece, cuando somos nosotros los que deberíamos esforzarnos por mostrarle nuestro amor.

Aprovechemos este adviento para arrancar la maleza, el pedregullo, y todo aquello que no permite que el Señor se aloje en nuestro corazón, porque es allí donde El quiere morar, tal vez hay cosas que lo están perturbando como cuando estaba en agonía en el Huerto de los Olivos…oró por todos nosotros…ya sabía de todas estas malezas y miserias humanas…

Podemos armar hermosos pesebres en nuestras casas, en nuestros trabajos, en las parroquias y capillas, ellos son un signo del tiempo litúrgico que transcurrimos, pero el pesebre en donde El quiere morar es en el pesebre de nuestro corazón…¿Estamos dispuestos?.... o una vez mas transitaremos este tiempo sin que nada cambie en nosotros. ¿Estaremos mas preocupados por la propuesta gastronómica de estas fiestas o pondremos nuestro objetivo en un cambio interior que definitivamente nos acerque mas a Dios?....
Nos conformaremos con “pasar las fiestas con” o realmente decidiremos “vivir las fiestas con”…..
Quizás son muchas preguntas, pero la respuesta es una sola, y esta en cada uno de nosotros…..
Este tiempo de adviento es un tiempo de espera para que Jesús, Dios hecho hombre, more en cada corazón creyente.

No hay comentarios: