viernes, 17 de abril de 2009

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 21, 1-14




Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades.
Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar».
Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros». Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.
Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era Él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?»
Ellos respondieron: «No».
Él les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor! »
Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar».
Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: «Vengan a comer».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

Hoy el Resucitado organiza una comida con sus discípulos. La última vez que habían comido juntos había sido en la Última Cena. Podía estar enfadado, porque en “la hora” le habían dejado solo: les pudo el miedo a la confianza. Y sin embargo Él, que les conocía mejor que ellos mismos, les convoca de nuevo a una comida. Ha preparado las brasas y el lugar. Sólo falta el pescado. Por eso les pide a sus amigos que hagan lo que saben hacer: pescar. Aunque en adelante, como les había dicho, serán “pescadores de hombres”. Su ocupación y preocupación ya no serán los peces, sino las personas. Como hizo el Maestro…

Cada día, cada domingo, Jesús ha preparado el lugar y las brasas. Y nos invita a su mesa: a la Eucaristía. Cada uno debe llevarse a sí mismo, con su vida, sus preocupaciones, sus logros… Él promete darnos lo que tiene: su pan y su palabra. Y con eso podemos seguir haciendo camino.

La Pascua es el tiempo de la comunidad, el tiempo de la Eucaristía.


Reflexión por Luis Manuel Suarez,Claretiano

jueves, 16 de abril de 2009

Los discípulos de Emaús


JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 24, 35-48



Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes».
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: «¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo».
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?» Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; Él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: «Cuando todavía estaba con ustedes, Yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos».
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto».

Señor , abrinos la inteligencia para que podamos verte, para que seamos testigos de tu resurrección , que podamos verte y reconocerte al partir el pan , alli señor donde te entregas nuevamente a la Pasión

domingo, 12 de abril de 2009

Pascua: paso ala vida nueva!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


La realidad pascual es, tal vez, la más difícil de reflejar en conceptos mentales. La palabra Pascua (paso) tiene unas connotaciones bíblicas que pueden llenarla de significado, pero también nos pueden despistar y enredarnos en un nivel puramente terreno que nada nos dice de lo que estamos celebrando.

Lo mismo pasa con la palabra resurrección, también ésta nos constriñe en una connotación de vida y muerte biológicas, que nada tiene que ver con lo que pasó en Jesús y con lo que tiene que pasar en cada uno de nosotros.

La exégesis lleva muchos años aportándonos elementos de juicio que pueden ayudarnos a interpretar lo que quieren decir los textos. Reconozco que su principal tarea es negativa, es decir, nos indica los errores que hemos cometido al interpretar los relatos, por no tener en cuenta la manera de hablar de la época. Pero aún así, sus aportaciones son valiosísimas, porque nos obligan a intentar nuevas maneras de entender los textos, que pueden acercarnos al verdadero sentido de lo que nos quiere decir el Nuevo Testamento.

La Pascua bíblica fue el paso de la esclavitud a la libertad, pero entendidas de manera material y directa. También la Pascua cristiana debía tener ese efecto, pero sólo como consecuencia de su verdadero sentido.

En Jesús, Pascua significa el paso de la MUERTE a la VIDA; las dos con mayúsculas, porque no se trata ni de la muerte física ni de la vida biológica.

El evangelio de Juan lo explica muy bien en el diálogo de Jesús con Nicodemo. “Hay que nacer de nuevo”. Y “de la carne nace carne, del espíritu nace espíritu”. Sin este paso, es imposible entrar en el Reino de Dios.

Cuando el grano de trigo cae en tierra, “muriendo”, desarrolla una nueva vida que ya estaba en él en germen. Cuando ya ha crecido el nuevo tallo, no tiene sentido preguntarse qué pasó con el grano. La Vida que los discípulos descubrieron en Jesús, después de su muerte, ya estaba en él antes de morir, pero estaba velada. Sólo cuando desapareció como viviente biológico, se vieron obligados a profundizar. Al descubrir que ellos poseían esa Vida comprendieron que era la misma que Jesús tenía antes y después de su muerte.

Teniendo esto en cuenta, podemos intentar comprender el término resurrección, que empleamos para designar lo que pasó en Jesús después de su muerte. En realidad, no pasó nada. Con relación a su Vida Espiritual, Divina, Definitiva, no está sujeta al tiempo ni al espacio, por lo tanto no puede “pasar” nada; simplemente continúa. Con relación a su vida biológica, como toda vida era contingente, limitada, finita, y no tenía más remedio que terminar. Como acabamos de decir del grano de trigo, no tiene ningún sentido preguntarnos qué pasó con su cuerpo. Un cadáver, no tiene nada que ver con la vida.

Pablo dice: Si Cristo no ha resucitado, nuestra fe es vana. Pero pensemos que un Jesús en cuerpo, saltando de la ceca a la meca, o atravesando paredes y puertas cerradas, para colocarlo después en el cielo a la derecha de Dios, no nos serviría de gran cosa.

Yo diría: Si nosotros no resucitamos, nuestra fe es vana, es decir vacía. Aquí debemos buscar el meollo de la resurrección. La Vida de Dios, manifestada en Jesús, tenemos que hacerla nuestra, aquí y ahora. Si nacemos de nuevo, si nacemos del Espíritu, esa vida es definitiva. No tenemos que temer a la muerte biológica, porque no la puede afectar para nada. Lo que nace del Espíritu es Espíritu. ¡Y nosotros empeñados en utilizar el Espíritu, para que permanezca nuestra carne!

Los discípulos pudieron experimentar como resurrección la presencia de Jesús después de su muerte, porque para ellos, efectivamente, había muerto. Y no hablamos sólo de la muerte física, sino del aniquilamiento de la figura de Jesús. La muerte en la cruz significaba precisamente esa destrucción total de una persona. Con ese castigo se intentaba que no quedase nada de ella, ni el recuerdo. Los que le siguieron entusiasmados durante un tiempo, vieron como se hacía trizas su persona. Aquel en quien habían puesto todas sus esperanzas, había terminado aniquilado por completo. Por eso la experiencia de que seguía vivo, fue para ellos una verdadera resurrección.

Hoy nosotros tenemos otra perspectiva. Sabemos que la verdadera Vida de Jesús, la divina no puede ser afectada por la muerte física, y por lo tanto, no cabe en ella ninguna resurrección. Pero con relación a la muerte biológica, no tiene sentido la resurrección, porque no añadiría nada al ser de Jesús.

Como ser humano era mortal, es decir su destino natural es la muerte. Nada ni nadie puede detener ese proceso, que no es de destrucción sino de maduración. Cuando vemos la espiga de trigo que está madurando, ¿a quién se le ocurre preguntar por el grano que la ha producido? El grano está ahí, pero desplegado en todas sus posibilidades de ser, que antes sólo eran en él, germen.



Meditación-contemplación

Si no he resucitado, mi fe sigue siendo vana.
Comprender lo que pasó en Jesús no es el objetivo.
Es sólo el medio para saber qué tiene que pasar conmigo.
También yo tengo que morir y resucitar, como Jesús.

………………..

No se trata de morir físicamente,
ni de una resurrección corporal.
Como Jesús tengo que morir al egoísmo
y nacer al verdadero amor a los demás.

…………


Día a día tengo que morir a todo lo terreno.
Día a día tengo que nacer a lo divino.
Ni muerte ni resurrección terminan mientras viva.
Pero cuanto más muera, más Vida habré conseguido.………………………….

jueves, 9 de abril de 2009

ORACION AL CRISTO DEL CALVARIO




En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mi todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.

Autor: Gabriela Mistral

Intérprete: Cristóbal Fones, S.J

Luis Alfonso

lunes, 6 de abril de 2009

Seminario de vida en el Espíritu Santo


La Renovación Carismática Católica de la Capilla de Lourdes de Pergamino, te invita a participar del Seminario de vida en el Espíritu Santo los dias 18 y 25 de abril , 2 y 9 de mayo del 2009 de 15:00 hs. a 17:00 horas, bajo el Lema "TODOS QUEDARON LLENOS DEL ESPíRITU SANTO"
Dirección:Bv. Rocha 1290 .Tel.442170
Te esperamos.Anotate.

Lunes de la Semana Santa

lunes 06 Abril 2009

San Hegesipo, San Samuel, Los Mártires de Persia, Beato Miguel Rua



Leer el comentario del Evangelio por
San Jerónimo : «La casa se llenó de la fragancia del perfume»

Lecturas

Isaías 42,1-7.
Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace
mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las
naciones.
El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles.
No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente.
Expondrá el derecho con fidelidad;
no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra,
y las costas lejanas esperarán su Ley.
Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que
extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo
que la habita y el espíritu a los que caminan por ella.
Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te
destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones,
para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los
cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.


Salmo 27,1.2.3.13-14.
De David. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es
el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?
Cuando se alzaron contra mí los malvados para devorar mi carne, fueron
ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropezaron y cayeron.
Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle
una guerra contra mí, no perderé la confianza.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.


Juan 12,1-11.
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro,
al que había resucitado.
Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los
comensales.
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió
con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó
con la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo:
"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a
los pobres?".
Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón
y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.

Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día
de mi sepultura.
A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán
siempre".
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba
allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que
había resucitado.
Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,
porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de
él.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Jerónimo (347-420), presbítero, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Marcos; PLS 2, 125s

«La casa se llenó de la fragancia del perfume»

Leemos en el evangelio de Marcos: «Estando él en Betania, en casa de
Simón el leproso, recostado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco
de alabastro con perfume puro de nardo, de mucho precio» (14,3). Esta mujer
os concierne directamente a vosotros que vais a recibir el bautismo. Ella
rompió el frasco de alabastro para que Cristo, el Ungido del Señor, por la
unción haga de vosotros unos cristianos. Es lo que se dice en el Cantar de
los Cantares: «Tu nombre es un perfume que se expande; por eso te aman las
doncellas. Llévame en pos de ti: ¡Corramos!» (1,3-4). Mientras el perfume
permanecía encerrado, mientras Dios no era conocido en Judea, mientras su
nombre sólo era grande en Israel (Sl 75,2) las doncellas no seguían a
Jesús. Pero desde que se derramó por el mundo entero, las almas de los
creyentes han seguido al Salvador... Rompió su frasco de alabastro para que
todos se aprovecharan del perfume...; este acto nos recuerda al grano se
trigo que «si no cae en tierra y muere, no da fruto» (Jn 12,24); de la
misma manera, si no se rompe el frasco, no nos podemos ungir con el
perfume. Esta mujer no es la misma que es nombrada en otro
evangelio por haber lavado los pies del Señor (Lc 7,38). Porque esta mujer
que hasta entonces era un pecadora de mala vida..., inunda con sus lágrimas
los pies del Salvador y se los seca con su cabellos; pero no es más que en
apariencia que lava los pies del Salvador, porque en realidad es ella la
que se lava de sus pecados... Que os ocurra lo mismo a
vosotros que vais a recibir el bautismo: puesto que todos somos pecadores y
«nadie es puro, aunque su vida dure tan sólo un día» (Jb 14,4 LXX)...,
comenzad por agarrar los pies del Salvador, lavadlos con vuestras lágrimas,
enjugádselos con vuestros cabello; cuando hayáis hecho esto, entonces le
tocaréis la cabeza, tal como lo hace la mujer en Marcos. En el momento de
bajar a la fuente de la vida con el Salvador, debéis fijaros cómo el
perfume llega a la cabeza del Salvador. Porque «si la cabeza de todo hombre
es Cristo» (1C 11,3), también vuestra cabeza debe estar perfumada, pues por
el bautismo recibiréis esta unción.

miércoles, 1 de abril de 2009

Misa carismática

La Renovación Carismática Católica de la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes de Pergamino, invita a la Misa carismática que se celebrará el jueves 02 de abril del 2009 a las 20:30Hs.
Tema: Preparación para vivir la Semana Santa. El Sacramento del Perdón.La misa será celebrada por el Vicario Carlos Rocha.