miércoles, 8 de julio de 2009

SEGUIR A CRISTO PARTE I


SEGUIR A CRISTO PARTE I
“¡Ven y sígueme!” (Mc. 10,21)

“SEGUIR A JESUS” es un gesto que con notable frecuencia se encuentra en los personajes que aparecen en el evangelio. Y no se trata simplemente de una actitud intrascendente, sino que tanto la conducta de las personas como el empleo del verbo “seguir” dan lugar a un importante tema de rica connotación: “el seguimiento de la persona de Jesús”.
El verbo “seguir” se registra 90 veces en el NT, de las cuales 79 se hallan en los evangelios. A partir de este dato podemos concluir que el tema del “seguimiento” es característicamente evangélico.
No todo el mundo sigue a Jesús de la misma manera. Hay quienes lo siguen por motivos superficiales, pero hay también quienes van detrás de él atraídos profundamente por su persona y enseñanza. Unos van tras él por conveniencias personales; otros lo siguen después de ser llamados e impulsados; por una secreta moción interior. Estos, después de haberlo seguido, permanecen a su lado con fidelidad ejemplar; los otros, pasadas las primeras impresiones, desengañados se alejan y lo abandonan.

¿Qué más podemos decir?

1-Lo que de inmediato llama la atención es que las multitudes oyendo los prodigios que obra Jesús, van tras él, quieren tocarlo, lo aprisionan, lo siguen. Sin embargo, este seguimiento carece de profundidad; no va más allá del deseo de beneficiarse de lo que Jesús está haciendo.
2-otra dimensión del seguimiento es cuando éste es fruto de un llamado personal. Este compromete hondamente a la persona. En estas circunstancias, tanto el llamado como la correspondencia suponen una serie de gracias particulares. Aquí se sitúa el seguimiento de aquellos discípulos que fueron detrás de Jesús después de una invitación clara y decidida de su parte.
3-No siempre la iniciativa para seguir a Jesús viene directamente de él. Con frecuencia el deseo de seguirlo nace del haber escuchado un testimonio acerca de Jesús. Estos casos son importantes, pues recalcan el valor que tiene “el testimonio proclamado” en la vida de fe del pueblo de Dios. Podemos decir que este procedimiento es el habitual para seguir a Cristo. Creemos en él y lo seguimos, gracias al testimonio que cerca de él ha llegado a nosotros, partiendo desde “los testigos oculares y servidores de la palabra”, que nos transmitieron cuanto dijo e hizo el Señor Jesús: Lc. 1,2.
4-Un apartado especial lo constituyen “las enseñanzas de Jesús sobre el seguimiento”. Es aquí donde el Maestro se muestra más exigente y radical. Si alguno quiere ir en pos de él debe desprenderse de todo, dejarlo todo, darlo todo; y luego tomar, como Jesús, la propia cruz e ir adelante. Seguirlo es caminar en la luz, es recibir vida eterna, es conocerlo en profundidad, es servirlo, es tener derecho a una gran recompensa.
5-Digno de particular mención es el dato de los pecadores que seguían a Jesús. Fue su comprensión, su misericordia, su inagotable perdón, su sincero interés, por ellos, es decir, el deseo de su salvación, lo que les caló profundamente, y entonces siguieron a Jesús.

Pregunta para el dialogo (envíanos tu respuesta y reflexión a nuestra dirección en el blog).
Teniendo en cuenta lo mencionado en el punto 3 ¿cómo ha influido en vos el buen testimonio de otros cristianos?
De acuerdo a lo expresado en el último punto (5), ¿Cómo hacer pastoralmente para que esta experiencia tenga lugar en el mundo actual y sea una gozosa realidad?
Esperamos tú respuesta.
CONTINUARA..........

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde que estamos concebidos en el vientre materno, Dios tiene establecido un Plan Divino para cada uno de nosotros...el tránsito en la vida, a veces contaminado, nos desorienta y nos hace olvidar cual caricativo y amoroso es nuestro Señor Jesús. El camino está lleno de piedras, cizañas, arenas movedizas...nos hace perder el real Anuncio de la Verdad. Entonces Jesús con toda su misericordia nos manda herramientas para que volvamos a Él. Cuando nos encontramos vacíos, sin recursos espirituales, sin darnos cuenta, Jesús y María, nos rescata porque estuvieron siempre junto a nosotros, surge la Luz, que hace que nuestro corazón se abra a ese gran regalo que Dios nos hizo,la entrega de su Hijo Amado....lo hizo carne, para descarnarlo en la cruel crucifixión y muerte, hacerse cargo de todos nuestros pecados y llevarlo a la Vida Eterna.
La Palabra a través de los evangelios, nos hace recorrer toda una historia de vida ejemplar, donde la caridad,la obediencia, la humildad y el amor llena cada acto de Jesús y María.
pero para entender esa gran Actitud, debemos abrir nuestro corazón egoísta y desconfiado.
Sólo con el alma puesta en Cristo, con Cristo alimentando nuestra existencia podremos servir, entregando todas nuestras miserias...para que nuestro ser sea el mejor Templo para su estadía, siendo el gran misionero que está atento de nuestro proceder, el Espíritu Santo, que a través de sus carismas, hace que el proceso de cambio sea más aliviado.
lleva mucho tiempo, es por eso que se necesita la orientación de un director espiritual que acompañe los pasos a seguir. En ese Sígueme, esta la entrega absoluta, despojandonos de nosotros mismos para ser como dice San Pablo: dejo de ser yo, porque Cristo vive en mí.