sábado, 28 de marzo de 2009

Todos tenemos algo bueno

Hermanos:la cuaresma nos hace reflexionar sobre todo lo que está oscuro en nuestro corazón para que lo iluminemos con la palabra de dios y los sacramentos, pero también ,el señor quiere mostrarnos lo bueno que hay en nosotros.Anotemos lo que nos parece que le falta la luz de Cristo para alumbrarlo y también escribamos lo que esta lleno de la luz de Cristo,para guardarlo y hacerlo crecer, y saber que Dios no mira nuestra maldad, no mira nuestro pecado, mira nuestro corazón.Si hemos sido hechos a imagen y semejanza del Señor,nuestro corazón debe ser como el de él,solo que con nuestra caminata por el desierto se nos ensucia de soledades, cobardias,soberbia,pecados.......etc.El Desierto te lleva a esto a darte cuenta que estas sucio del polvo de la iniquidad,pero debajo de ese polvo estas tu con ese corazón grande, aunque seco, en busca del agua viva que es Cristo.
Redescubrí lo bueno que hay en vos, para amarte y perdonarte.Asi Sea

Stella Maris Fernández.

LO BUENO QUE HAY EN VOS....

Do sol
Te cuento que en un invierno
Lam mim
Algún invierno del alma, ya sabés
Fa mim
En que peleás con vos mismo
Fa sol
En que te anulas y en vos nada bueno ves
Do sol
Vino al rescate un hermano
Lam mim fa
Viéndome ciego de mí se compadeció
mim fa
Dejá a los otros, me dijo, que encuentren
Sol do
Y tomen lo bueno que hay en vos

Do sol
LO BUENO QUE HAY EN VOS
Lam mim
ESE MILAGRO ÚNICO QUE SOS
Fa mim
MISTERIO QUE HAY EN VOS
Fa sol do
UN MANANTIAL QUE NOS FLUYE DESDE DIOS
Do sol
LO BUENO QUE HAY EN VOS
Lam mim
QUE A VECES ESTÁ OCULTO PARA VOS
Fa mim
LO HERMOSO QUE HAY EN VOS
Fa sol do
DEJA QUE TOMEN LO BUENO QUE HAY EN VOS
Sol lam mim fa sol
LO BUENO QUE HAY EN CADA CUAL
do
EN MÍ Y EN VOS

Herido y sin aceptarse,
Tu alma baja a su sótano, y allí
Olvida el bien de su vida...
¡No hay nada digno de ser amado en mí!
Amnesia autodestructiva,
Que el amor y la memoria podrán curar.
Memoria de tantos bienes...
Amor que se alegra y comparte la vida que hay.

Cuando esa niebla se pierda
Y que parezca que solo a tu alrededor
Sea lícito el pesimismo
Y vale muy poco una vida y ya no es un don
Dejame ir a tu rescate
Cuando esa nada ahogue tu corazón
Sean mis ojos tu espejo
Y vuelvas a ver lo valioso que hay en vos


miércoles, 18 de marzo de 2009

19 de marzo San José

1. - Hay una tradición que supone que José ya era un hombre maduro cuando se casó con María. Y, sin embargo, el conocimiento sociológico del pueblo judío en aquellos tiempos indica que los esponsales se hacían entre parejas muy jóvenes. Esa antigua tradición prefirió hacer a José viejo para justificar su desaparición temprana. De hecho, cuando se inicia la vida publica de Jesús, su padre adoptivo ya no aparece. Suponer su fallecimiento es lógico, pero no así su edad avanzada. En esos tiempos, la mortalidad era muy fuerte y, probablemente, la edad media de los judíos no pasaba de los 30 años. Por tanto, no es arriesgado pensar que José, el carpintero, fuese un joven de unos 20 años cuando se enfrentó al dilema planteado por el misterioso embarazo de María. Y por ese camino --con esa idea-- queremos contemplar la ternura joven de ese matrimonio y la generosidad, tal vez ingenua, de José en los primeros momentos, premiada después con la revelación de la existencia de su cercanía al Mesías. Después aparece, asimismo, la enorme responsabilidad de cuidar del Niño Dios en, sin duda, unas condiciones adversas y peligrosas. Está ahí el viaje a Belén y luego la huida a Egipto. El premio terrenal estuvo en la vida plácida de Nazaret de los primeros años y que se desprende el relato en que se habla del Niño perdido y hallado en el Templo. Meditar en torno a la Sagrada Familia puede ser un buen "trabajo" para este día de San José. Nuestras familias de hoy viven con cada vez mayores problemas y el ejemplo del hogar de Nazaret nos puede ser muy útil. Pero, sea como fuere, María y José se enfrentaban a los problemas –muchos o pocos—que todas las parejas jóvenes se han encontrado antes y ahora, en este momento y a lo largo de los siglos pasados.

2. - San José es el Patrono de la Iglesia universal. Ese patronazgo lo instituyó el Papa Pío IX, en 1870. Más recientemente, el admirado pontífice Juan XXIII introdujo su nombre en el Canon romano, que es un parte de la misa que se reza igual en todos los países y en todos los idiomas. En las lecturas lo que se refleja fundamentalmente es que Jesús pertenece al linaje de David a través de su padre adoptivo, José, que pertenecía a esa Casa. Y por ello se produce el Nacimiento de Jesús en Belén. La pequeña ciudad de Judea era la patria del Rey David. En el Segundo Libro de Samuel se refleja la promesa de reino perpetuo que Dios ofrece a la descendencia de David. En el Salmo 88 que acabamos de proclamar se confirma ese mismo linaje perpetuo. San Pablo menciona a Abrahán como padre de todas las descendencias. Mateo nos cuenta que fue Jacob quien engendró a José y así Jesús recibe la herencia antigua. Y nos relata el mundo de dudas en el que se vio inmerso San José ante la futura maternidad de la Virgen. Para sacarle de dudas se le parece un ángel en sueños que, además, la llama “José, Hijo de David, confirmándose una vez más el linaje que es portador de la promesa divina. Y esa visita del ángel del Señor es paralela y coincidente con la presencia de Gabriel ante la Virgen María en el momento de la Anunciación. El fruto del vientre de María procede del Espíritu Santo y vendrá al mundo para salvar al pueblo de su pecado.

3.- Y reconozcamos, aquí y ahora, que en medio de la cuaresma se presenta la fiesta de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús, y que es una explosión de alegría en medio de la austeridad cuaresmal. En todo el mundo hispánico, es patrón de numerosas ciudades y de muchas personas. Los nombres de José, Josefa, Pepe, Pepita y todas sus variantes son, sin duda, los más frecuentes de los censos de los hispanohablantes. En España, por ejemplo, Valencia celebra la Fiesta de las Fallas, donde arden a las doce de la noche de la festividad unos peculiares monumentos de madera y cartón piedra, y que sin duda tienen una interpretación finalista y penitencial. Se queman los malos modos, se incendian los viejos pecados...

Esta es, si se quiere, la parte habitual, mundana, alegre que nos rodea en torno a la fiesta del esposo de la Virgen. Pero en su aspecto trascendente debemos decir que la figura de San José contiene un principio de amor y de servicio. Los primeros momentos, cuando sabe del embarazo de María, lo pasó mal, como cualquier hombre enamorado que duda de la fidelidad de su enamorada. Pero tras la explicación del ángel José emprende el difícil camino de formar una familia que de cobijo al Salvador del mundo. Será útil en un día como el de hoy profundizar un poco más en la descripción del ambiente donde creció y se educó Nuestro Señor Jesús.

Via crucis de la sanación



VÍA CRUCIS DE SANACIÓN
Se empieza con la Señal de la Cruz y el Acto de contrición.

PRIMERA ESTACIÓN Jesús es condenado a muerte

Del Libro de la Sabiduría (cap. 2).
Dice el malvado: "Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar...Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor...Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará".
Respondemos: LÍBRANOS JESÚS.
De nuestras cobardías...
De juzgar a los demás...
De negarte en nuestras vidas...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

SEGUNDA ESTACIÓN Jesús carga con la Cruz.

Del Profeta Isaías (cap. 52).
"Él creció como un retoño en su presencia...
Despreciado, desechado por los hombres,
abrumado de dolores y habituado al sufrimiento,
como alguien ante quien se aparta el rostro,
tan despreciado, que lo tuvimos por nada.
Pero él soportaba nuestros sufrimientos
Y cargaba con nuestras dolencias,
Y nosotros lo considerábamos herido por Dios y humillado".
Respondemos: PERDÓN, SEÑOR.
Por mis pecados, que pesan sobre tus hombros...
Porque te rechazamos en nuestras vidas...
Por la indiferencia que cierra nuestros corazones...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

TERCERA ESTACIÓN Jesús cae por primera vez.

Del Profeta Isaías (cap. 52).
"Él fue traspasado por nuestras rebeldías
y triturado por nuestras iniquidades.
El castigo que nos da la paz recayó sobre él
Y por sus heridas fuimos sanados".
Respondemos: ¡MISERICORDIA, SEÑOR, MISERICORDIA!
Por el pecado que aflige a toda la humanidad...
Por la sangre inocente que se derrama cada día...
Por el odio que destruye los hogares...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

CUARTA ESTACIÓN Jesús se encuentra con su Madre.

Del Profeta Isaías (cap. 49).
"El Señor me llamó desde el seno materno,
desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre...
Él me dijo: 'Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré'.
Pero yo dije: 'En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza'. Sin embargo mi derecho está junto al Señor
y mi retribución junto a mi Dios".
Respondemos: ¡SANA NUESTRAS HERIDAS!
Por los rechazos sufridos en la existencia cotidiana...
Porque el aborto es el más cobarde de todos los crímenes...
Por el consuelo que María significó en el camino del dolor...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

QUINTA ESTACIÓN
El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.

De 1° Pedro (cap. 2).
"Él no cometió pecado
y nadie pudo encontrar una mentira en su boca.
Cuando era insultado, no devolvía el insulto,
y mientras padecía no profería amenazas;
al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente.
Él llevó sobre la Cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo,
a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.
Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados".
Respondemos: ¡AYÚDANOS, JESÚS!
Porque siendo Dios, te dejaste auxiliar...
Porque siendo hombre, experimentaste la fatiga...
Porque quisiste necesitar de la ayuda del Cirineo...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

SEXTA ESTACIÓN La Verónica limpia el rostro de Jesús.

Del Profeta Isaías (cap. 52).
"Sí, mi Servidor triunfará:
será exaltado y elevado a una altura muy grande.
Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él,
Porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre
Y su apariencia no era más la de un ser humano,
Así también él asombrará a muchas naciones,
Y ante él los reyes cerrarán la boca,
Porque verán lo que nunca se les había contado
Y comprenderán algo que nunca habían oído".
Respondemos: ¡MUÉSTRANOS TU ROSTRO!
Jesús, para que el consuelo se haga presente en momentos de dolor...
Jesús, para que la fortaleza se haga presente en momentos de tentación...
Jesús, para que el perdón disipe nuestros rencores y resentimientos...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez.

Del Profeta Isaías (cap. 52)
"Todos andábamos errantes como ovejas,
siguiendo cada uno su propio camino,
y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros...
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado.
Mi Servidor justo justificará a muchos
y cargará sobre sí la falta de ellos."
Respondemos: ¡LLÉNANOS DE TU AMOR!
En los momentos de desánimo...
En los momentos en que el sufrimiento se hace presente...
En los momentos de oscuridad en el camino de la fe...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres que lloran por Él.

Del Salmo 22
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?...
Tú, Señor, me sacaste del seno materno, me confiaste al regazo de mi madre; a ti fui entregado desde mi nacimiento,
desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, porque acecha el peligro
y no hay nadie para socorrerme...
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme".
Respondemos: FORTALECE NUESTRA ESPERANZA.
Por los padres que han perdido a sus hijos...
Por quienes se esclavizan, siendo víctimas de las drogas...
Cuando perdemos las ganas de seguir viviendo...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

NOVENA ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez.

Del Profeta Isaías (cap. 52)
"Al ser maltratado se humillaba y ni siquiera abría su boca:
como un cordero llevado al matadero,
como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca.
Fue detenido y juzgado injustamente,
y ¿quién se preocupó de su suerte?
Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes
y golpeado por las rebeldías de mi pueblo.
Se le dio un sepulcro con los malhechores
y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia
ni había engaño en su boca".
Respondemos: NADA NOS PUEDE FALTAR.
Si te dejamos ser nuestro Buen Pastor...
Si tú eres el Pan de Vida y la Luz del Mundo...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA ESTACIÓN Jesús es despojado de sus vestiduras.

Del Salmo 22.
"Yo puedo contar todos mis huesos;
ellos me miran con aire de triunfo,
se reparten entre sí mi ropa y sortean mi túnica...
Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia".
Respondemos: ¡DANOS TU GRACIA!
Para que unamos nuestras humillaciones a la humillación de tu despojo...
Para que no nos cansemos de hacer el bien...
Para que defendamos la dignidad de todos los hombres...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN Jesús es crucificado.

Del Salmo 22.
"Soy como agua que se derrama y todos mis huesos están dislocados; mi corazón se ha vuelto como cera
y se derrite en mi interior; mi garganta está seca como una teja
y la lengua se me pega al paladar.
Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores; taladran mis manos
y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte".
Respondemos: CRISTO DOLIENTE, ¡CÚRANOS!
Por tu cabeza coronada de espinas...
Por las heridas de la flagelación...
Por los clavos que traspasan tus manos y tus pies...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN Jesús muere en la Cruz.

Del Salmo 36.
"Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo,
tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas,
tus juicios, como un océano inmenso.
Tú socorres a los hombres y a todo viviente:
¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor!
Por eso los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
Se sacian con la abundancia de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias.
En ti está la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz".
Respondemos: SÁNANOS POR TU CRUZ.
De toda dolencia espiritual, danos la gracia...
De todos los temores e inseguridades, danos la gracia...
De toda enfermedad física o psicológica, danos la gracia...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN
María recibe el cuerpo de Jesús en su regazo.

Del Cantar de los Cantares (8).
"Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte.
Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor.
Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor,
tan sólo conseguiría desprecio".
Respondemos: SÉ NUESTRO CONSUELO.
En los momentos de la enfermedad, Madre de la Soledad...
En los momentos de la agonía, Madre de la Piedad...
En los momentos de la muerte de los que amamos, Madre Dolorosa...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN
El cuerpo de Jesús es puesto en un sepulcro nuevo.

De Lamentaciones (cap. 3).
"La misericordia del Señor no se extingue ni se agota su compasión; ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi parte, dice mi alma, por eso, espero en él.
El Señor es bondadoso con los que esperan en él,
con aquellos que lo buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación que viene del Señor".
Respondemos: CREO SEÑOR, PERO AUMENTA MI FE.
Ante la piedra que sella tu sepulcro...
Ante las promesas de tu Resurrección...
Cuando nuestros proyectos humanos se deshacen...
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN
Jesús resucita glorioso, venciendo a la muerte.

Del libro del Apocalipsis (cap. 22).
"El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!,
y el que escucha debe decir: ¡Ven!
Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente
del agua de la vida... El que garantiza estas cosas afirma:
¡Sí, volveré pronto! ¡Amén! ¡Ven Señor Jesús! Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén".
Respondemos: ¡VEN JESÚS RESUCITADO!
Desde tu gloria celestial...
Desde el Amor de tu Padre...
Por la acción del Espíritu Santo...
Para disipar nuestras tinieblas...
Para cicatrizar nuestras heridas... ¡Sálvame, sáname Señor!

El camino de la cruz



Hablar de la cruz para muchos de nosotros no es desconocido, pues inmediatamente nuestro pensamiento se dirige a Cristo y a Cristo crucificado. Lo hemos visto tantas veces en un templo, en una pintura, en una imagen; se comercializan y hay Cristos crucificados para todos los gustos y de todos los precios en oro, plata, bronce, madera, etc.
Seguramente que hay uno en nuestra casa adornando la sala o en nuestra recámara, tal vez lo llevamos como medalla o prendedor. ¿Recuerdas cuando lo fuiste a comprar o cuando te lo regalaron? ¿Cuál fue tú reacción?
He visto a mucha gente comprar un Crucifijo, unos por su valor histórico, otros por su valor artístico, Algunos por religiosidad o simplemente porque quieren uno. Este me gusta, éste no me gusta, éste es mejor, su precio no me conviene, éste está muy bien para la sala,... y tantas otras frases.
Buscamos un Cristo a nuestro gusto, a nuestra conveniencia, a nuestra medida, para adornar la casa o para lucirlo. Pero en el fondo ¿me dice algo? Es decir ¿qué significa para mí tener un crucifijo en casa o llevarlo en el pecho? ¿Es una moda, un adorno, un recuerdo o una realidad que me compromete?
En nuestra vida espiritual tenemos el peligro de buscar un Cristo a nuestra medida, como lo buscamos para nuestra casa. Fácilmente decimos "el Señor me conoce y sabe como soy, así me ha hecho" y no hacemos nada por cambiar y ser mejores. Somos nosotros los que tenemos que asemejarnos a Cristo y no al contrario.
El camino de la cruz, es el camino del cristiano, pues Jesucristo dice: "Si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Lc 9,23). Muchas veces rehusamos a la cruz, queremos seguir a un Cristo sin cruz y nos quedamos con una cruz sin Cristo y vienen nuestras angustias y desesperación.
Cristo ha muerto en la cruz para que nosotros tengamos "vida y vida en abundancia" (Jn 10,10), ha donado su vida para que en el mundo reine el amor. Pero con tristeza decimos: "Jesucristo, Jesucristo ¿de qué ha valido tu sacrificio?".
Tomar nuestra cruz, negarnos, es el camino del cristiano, por eso tener un crucifijo en casa o llevar un crucifijo es una realidad que nos compromete, pues Cristo sigue siendo crucificado en tantos hermanos que sufren, que pasan hambre y sed, que están abandonados, enfermos y necesitan de una mano amiga que los ayude. Cristo necesita que le ayudes a cargar su cruz. Claro que podemos ayudarlo pero muchas veces no queremos, tenemos miedo a la cruz y sin embargo es el camino a la salvación, pues Jesús dice:"Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme... Cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron" (Mt 25,34-36.40).
El camino de la cruz, es un camino de solidaridad, es un camino de fraternidad, es un camino de amor, es un camino de compromiso con Dios y con los hermanos. No es un camino fácil, Cristo cayó a tierra tres veces y nosotros caeremos muchas más, pero el amor y la misericordia de Dios nos levantarán y María que acompañó a Jesús en el camino hacia el Calvario está siempre acompañándonos en este caminar.
"¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!" (Gal 6,14).

Padre Carlos Rocha

jueves, 12 de marzo de 2009

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 16, 19-31




Jesús dijo a los fariseos:

Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan».
«Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí».
El rico contestó: «Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento».
Abraham respondió: «Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen».
«No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán».
Pero Abraham respondió: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán.


Reflexión:esta palabra me hizo nuevamente recordar (pasar por el corazón)a los Lázaros que están tan cerca de mi, Lázaros enfermos del espíritu, enfermos fisicamente,lázaros que he tenido que levantar de la calle, drogado y alcoholizado, al que he tenido que abrazar y consolar , al que le vi derramar lágrimas al decirle te amo en cristo.Cuantas veces nosotros los que nos decimos creyentes, fariseos, seguidores de la ley , nos avergüenza que nos vean, con personas diferentes, personas que son consideradas por la sociedad como escoria de la misma.En esta Cuaresma, veamos los lázaros; esos que nos piden ayuda con solo un gesto, esos que buscan nuestra misericordia, esos que necesitan amor, comprensión y que le digamos, sos valioso para dios.Y como a Bartimeo le digamos levantate que el señor te esta llamando.Danos un corazón como el tuyo Señor, que se parezca en todo.Amen
Stella

martes, 10 de marzo de 2009

Los escribas y los fariseos...


Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

Reflexion Por Carlos Latorre.

Cuando se redactó este evangelio existía una fuerte polémica entre la comunidad de los cristianos y el grupo de los fariseos. Esto hizo que aparecieran en el texto unos avisos que van más allá de las circunstancias históricas. Estos avisos nos vienen también hoy como anillo al dedo. La autocrítica siempre es un desafío; sin querer queriendo solemos dejar en el tintero lo que más nos molesta.

Así podemos preguntarnos también ahora:

Los letrados y los fariseos no hacen lo que dicen, ¿y nosotros?
Cargan fardos pesados a la espalda de los demás, ¿y nosotros?
Todo lo hacen para llamar la atención y que los alaben, ¿y nosotros?
Les gusta ocupar los primeros puestos, ¿y nosotros?
Usan los títulos de maestro y padre para estar por encima de los demás, ¿y nosotros?
Dice el salmo: ¿Por qué recitas mis preceptos… y te echas a la espalda mis mandatos?

Para acercarnos a Dios en esta Cuaresma el profeta nos ha dicho en la primera lectura: “aprended a obrar bien, buscad la justicia, defended al oprimido, sed abogados del huérfano, defensores de la viuda”. Aquí está el camino que nos lleva hasta la verdad de Dios.

“El que sirve y ayuda a los pobres nunca se equivoca en el camino de Dios”, decía con mucha convicción una anciana que ha vivido los duros años de la emigración, cuando los españoles tenían que salir hacia Europa para buscar un futuro. Aquí vivió en carne propia la palabra de Jesús “no sólo de pan vive el hombre”. Su gran corazón y su caridad cristiana le hizo descubrir y ayudar a muchos compatriotas metidos en graves problemas de salud y de abandono

sábado, 7 de marzo de 2009

Reflexiones sobre la Cuaresma del P.Saturnino Prieto y Del P.Carlos Rocha.Sacerdotes de la Parroquia Ntra.Sra. de Lourdes.


Un Tiempo de Gracia

En el estado normal en que nos conocemos los hombres, podemos decir que “el hombre es un ser en el tiempo”. El tiempo nos da posibilidades de ser y al mismo tiempo nos limita. Desde lo mas profundo de nuestro ser nos damos cuenta que hay en nosotros un reclamo de transcendernos, de estar más allá del tiempo. Nuestro corazón reclama la eternidad, una forma de ser en que ni el espacio ni el tiempo nos limite.

Los niños tienen ahora en la televisión infinidad de películas y dibujitos en que dan rienda suelta a su imaginación y alimentan la fantasía de superpoderes, que en el fondo no son otra cosa que la respuesta a ese anhelo de estar más allá de las limitaciones espacio-temporales.

A algunos hombres se les concede el don de poder estar en esa dimensión en que el tiempo se hace permeable y se traspasan las barreras que limitan nuestros sentidos. Son esas condiciones las que hacen posible el fenómeno profético, que no es solamente anticipación del futuro, sino un estado de contacto con el eterno presente. Es ese estado que permite decir a Pedro que para Dios “mil años son como un día y un día como mil años”. Los Padres del desierto y toda la tradición mística abunda en estas experiencias. Pero esta tradición no es exclusiva del cristianismo sino que viene ya de la tradición y la experiencia de los profetas. Más aún, se encuentra en todas las culturas.

Lo característico de este estado es que, a pesar de todas las recomendaciones de la Ascética y Mística, no se puede entrar por propia decisión. Se puede sí crear las condiciones que lo hacen posible, pero solo llega como un don como una gracia, como un regalo que se le hace al hombre, cuando se le hace, un estado en el que no se puede entrar por propia decisión, aunque sí se puede salir cuando uno quiere.

Una de las prácticas que se han realizado desde la más remota antigüedad para posibilitar este estado es el de la purificación de nuestra sensibilidad a través del ayuno religioso. Se trata de un ayuno rigurosamente controlado en que temporalmente se elimina el hambre, y del que solamente se puede salir con mucho cuidado, porque, a los cuarenta días, el estómago entra en un proceso de autofagia que conduce rápida e inevitablemente a la muerte.

Jesús practicó este ayuno de purificación como preparación a comenzar su vida pública. En recuerdo de esta cuarentena, de ayuno de Jesús, la Iglesia nos invita todos los años a vivir un tiempo especial de oración, ayuno y limosna.

Esto que hacemos todos los años para cultivar nuestra relación con Dios, este año tiene un aliciente especial. Todos los pronósticos nos auguran tiempos difíciles que devienen fundamentalmente del desvarío de los hombres, más allá de lo que los hombres no pueden controlar. Más que nunca necesitamos utilizar este tiempo de gracia para no dejarnos arrastrar por la vorágine que conduce a la desesperación. La Cuaresma se nos ofrece como un tiempo especial de salvación. La Parroquia de Lourdes nos ofrece una serie de prácticas religiosas durante este tiempo —vía crucis, celebraciones penitenciales, películas especialmente seleccionadas—, que puedan servirnos de preparación para vivir gozosamente la pascua, y ,más allá de la pascua, para el crecimiento como cristianos.

Saturnino Prieto

Párroco






Una oportunidad comunitaria



Siempre que se acerca este tiempo, se renueva entre los fieles el deseo y la expectativa de vivir la cuaresma de una manera diferente, distinta a las anteriores. Se refuerza la decisión por participar más en los actos piadosos, como el vía crucis por ejemplo.

Pero al correr de los días algunos experimentan un enfriamiento de aquellos primeros impulsos de cambios y planes por un tiempo distinto.

Cabe la pregunta sobre los porqué de esta pérdida de fuerza en relación con los primeros propósitos.

Y si bien podemos llegar a varias posibles y validas respuestas, deberíamos considerar en esta reflexión si el impulso por participar se debe a una actitud individualista o comunitaria.

He aquí una de las claves que no sólo explica el debilitamiento por participar sino que muestra el concepto y la vivencia de Iglesia que tenemos.

Es cierto que el comportamiento individualista refleja nuestra época pero también nos muestra un dato histórico sobre el modo de participar en nuestras comunidades desde hace ya varias décadas.

Se me ocurre entender la vida comunitaria según lo expresa el Evangelio según San Marcos Cap. 3, 13-14 “Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar.



Dos palabras que quiero resaltar: “llamo” y “para”. La primera es entender la realidad interior del llamado de Dios a acercarnos a Él y quizás también descubrir su cercanía porque no somos nosotros los que lo hemos elegido sino que es Él quien nos eligió (Jn. 15,16).

Nos eligió porque el así lo quiso y nos convocó en primera persona, pero del plural, esto es, junto con otros para explicarnos las escrituras, para plasmar en nosotros el perfil de un discípulo suyo, y especialmente para que vivamos en “unidad” como don y tarea que nos viene de lo alto, siendo garante de todo esto el mismo Dios, tal cual lo refleja la oración de Jesús: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros” Jn 17,11.

La segunda refleja dos dimensiones, “para estar con Él” y “para enviarnos a predicar”. Estos dos “para” quitan todo marco individualista que quiera confundirnos sobre el querer de Dios.

Es en la vida comunitaria donde el Maestro sigue enseñando a vivir el Evangelio, con el mismo método con el que enseño a los discípulos, y también recibiendo su corrección como aquellos: “¿Qué venían hablando por el camino?”.

Estas dos palabras nos señalan el plan de Dios. No considerar su llamado para estar con Él y formar comunidad con otros llamados, también de Él; sin este llamado previo los otros posteriores no tienen consistencia: es como querer nadar sin agua o caminar sin pies.

Es posible vivir en comunidad y así no solo tener una cuaresma distinta sino una perspectiva distinta desde aquel mandato de Jesús: “Lo que os mando es que os améis los unos a los otros” Jn. 15,17; este se convierte en don para los corazones y las comunidades dóciles a su voluntad.

“Señor en esta cuaresma regálanos esta gracia de seguirte en Comunidad y que tu mandato se convierta en don para cada uno de mis hermanos. Amén”.

P Carlos

viernes, 6 de marzo de 2009

La comunidad


La comunidad
No basta nacer a la vida nueva. Necesitamos crecer hasta la estatura de Cristo, y estosería imposible sin la armonía de todo el cuerpo de Cristo.
La plenitud de la vida no se vive en el intimismo o el egoísmo de la individualidad. Sólo
la experimentamos cuando formamos el cuerpo de Cristo Jesús, donde cada uno tiene
su lugar, su carisma y su ministerio; sirviendo a los demás y siendo servido por el resto
del cuerpo.
El culmen de la evangelización es la integración de las pequeñas comunidades, donde
el amor se hace obvio y sé corresponsabilizan unos de los otros.
La comunidad es el desemboque lógico y normal de la evangelización. Es más, formar
el Cuerpo de Cristo no es opcional o facultativo
. Es imperativo.
" Porque así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos tienen la
misma función, así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en
Cristo y somos todos miembros unos de otros" (Rom 12,4-5).
No basta el encuentro personal con Jesús. Es necesario encontrar la totalidad de su
cuerpo, que vive en los que invocan su nombre.

El encuentro con Jesús, lleva necesariamente el encuentro con el hermano. El primer
mandamiento, amar a Dios, va unido al segundo: amar al prójimo. La salvación, como
la luz, es expansiva por naturaleza. No se puede esconder debajo de la mesa, y se
comparte con los demás, especialmente con los más necesitados.
Jesús está presente
en cada persona, que cualquier asistencia o indiferencia frente a las necesidades del
hermano, se consideran hechas al mismo Jesús. (Mt 23,31-46).
Los convertidos, bautizados y llenos del Espíritu Santo el día de Pentecostés,
integraron inmediatamente la comunidad cristiana. Apenas tres versículos después de
la narración de las primeras conversiones, se nos certifica que nace la comunidad (He
2,42).
Para permanecer con Jesús, es necesario formar la comunidad cristiana.
-En la comunidad se recibe la enseñanza de los apóstoles, que comunican la doctrina
de Jesús.
-Se participa de los bienes espirituales y materiales.
-Se comparte por medio de las oraciones la vida con Dios y con los hermanos.
-Se realiza la fracción del pan que es el culmen de la vida cristiana.
Nos iniciamos a la vida nueva, gracias al nuevo nacimiento, pero es necesario crecer
hasta la estatura de Cristo Jesús, formando su cuerpo. Este proceso está claramente
representado en el evangelio:
María Magdalena fue liberada de siete demonios, pero luego Jesús la integró a su
comunidad, para restablecerla plenamente.
Ella prestaba sus servicios a la comunidad
y esto la ayudó a crecer en la responsabilidad, el amor y el servicio.
Jesús vino a este mundo a enseñarnos como vive un hijo de Dios.
Después nos envió su Espíritu Santo para capacitarnos a vivir como tales. Sin embargo,
no se trata de reproducir muchos Jesuses, sino de formar uno solo: su cuerpo místico.
Se puede navegar solo por los siete mares en una balsa de papiro, o hay quien se
atreve a escalar una alta montaña, solitario. Pero nadie, absolutamente nadie, ha
osado cruzar el desierto solo. Es necesario la caravana de la comunidad cristiana que
nos ayuda, impulsa y corrige, para llegar a la Tierra prometida.
No se puede crecer en Cristo de forma aislada. Necesitamos la unión y comunión con
todo su cuerpo, que es la Iglesia. El nuevo evangelizado necesita formar parte de activa
de la comunidad eclesial, comprometerse en una pequeña comunidad donde pueda
seguir caminando y creciendo en la vida del Espíritu.
El amor dado y recibido es el
alimento y la garantía de la vida nueva, y el fruto que garantiza que el Espíritu de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones. La comunidad no es optativa, porque es el
ambiente donde se hace presente la salvación ganada por Cristo Jesús y que el Espíritu
Santo hace efectiva.
A cada uno corresponde tomar la decisión vital de vivir el cristianismo de la única
forma que puede ser vivido: en la comunidad, renunciando al individualismo espiritual
y formando el cuerpo de Cristo que dijo: "Padre, que también ellos sean una sola cosa
en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn17,21).


Seminario en el Espíritu
Este seminario está escrito y basado en el libro de LA VUELTA AL MUNDO SIN MALETA, por el PADRE
TARDIF y J. H. PRADO FLORES editado por Ediciones PAULINAS para pedir LIBROS del Padre Tardif

Reflexión:El desierto de la cuaresma, también te muestra la soledad, no para que te quedes solo , sino para que valores, tu vida en comunidad, para que valores a los hermanos, cada uno tiene una función , el señor lo ha dotado de dones y carismas, y ese hermano es valioso para el señor, y debe serlo para nosotros, por que es miembro de la iglesia de Cristo.
Hermanos, desde el desierto de nuestras vidas, encontremos el tesoro de Cristo en el corazón del hermano de nuestra comunidad también, limemos asperezas y pidamos conversión y caridad , para poder adaptarnos a la vida comunitaria y no manejarnos en anarquía, ya que la anarquía no es de Dios. El Señor quiere que caminemos en comun- unión.Danos Señor un corazón de niño para que nos despojemos de tantos pecados de los adultos, para que tu gracia no se escurra de nuestro corazón, y pidamos a María que sea ella la que interceda para que seamos renovados en el Santo Espiritu de Dios.AMEN

domingo, 1 de marzo de 2009

Tentaciones


También nosotros, como el mismo Señor, nos encontramos constantemente en una lucha encarnizada contra el mal. ¡Son tantas las promesas que se nos hace si abandonamos a Dios! ¿Pero se nos dará algo a cambio? ¿No nos quedaremos sin nada? ¿No tendremos que pedir perdón –a la larga o la corta- a ese Dios que, siendo todo, lo dejamos a un lado por nada?

En este tiempo de cuaresma, como diría San Ignacio de Loyola, dos caudillos salen a nuestro encuentro: Jesús y Satanás. ¿Con cual nos quedamos? ¿A quién servimos?

- La oración va directa a Dios. La ausencia de ella nos convierte en miembros serviles del diablo

- La austeridad nos acerca al Padre. La opulencia y la ostentación hace sonreír al maligno

- La caridad y el amor agradan al Señor. La tacañería y el individualismo consolidan el reino del diablo

- La eucaristía nos lleva a Cristo. El vacío y el sinsentido del domingo hacen bailar a Satanás.

3.- Que el Señor nos conceda tres gracias especiales en este tiempo de ascensión a la Pascua:

a) Ante la tentación del materialismo, el saber defender el “ser” antes que el “tener”. Cuántos hermanos nuestros viven en situaciones de dificultades y de desencanto porque no han sabido medir ni controlar su avaricia

b) Ante el incentivo de la vanidad hay que adorar al Único que se lo merece: a Dios. La vanagloria, los aplausos y el engreimiento son fiebres que se pasan en cuatro días ¿Qué queda luego? Las secuelas de las grandes soledades.

c) Ante la incitación del poder, el dominio de uno mismo. El poder en la vida de un cristiano es el servir con generosidad y el ofrecer sin esperar nada a cambio.

Que el Señor, en este tiempo cuaresmal, nos ayude a meditar –en un bis a bis- sobre aquellas tentaciones que nos producen ansiedad, infelicidad, inseguridad o abandono de la fe.

4.- CONTIGO EN EL DESIERTO, SEÑOR

Escucharé al silencio que habla
y la Palabra que resuena.
Me sentiré preparado para la misión
para así, ofrecerme hasta desgastarme
contigo y por Ti, mi Señor.

¿Por qué vas a un desierto, Jesús?
¿Qué te brindan la arena y las montañas
sin alimento ni nada con lo que sustentarte?
El desierto habla,
cuando el mundo calla
Hace al cuerpo y a la fe fuertes y resistentes
ante tantas cosas que los debilitan

Llévame contigo al desierto, Señor
porque sin necesidad de estar
en la aridez de esa tierra desértica
también aquí y ahora soy tentado:
por el afán de tener
por el deseo del poder
por la ambición de ser adorado

Contigo en el desierto, Señor
seré fiel hasta el final
me prepararé a la dureza de la cruz
saldré victorioso frente al mal.
Romperé con aquella tentación
que me persigue como si fuera
mi misma sombra.

Dame, Señor, valor para triunfar sobre ellas
Concédeme, la valentía necesaria
para demostrarte mi fidelidad y mi entrega.
Quiero estar contigo en el desierto:
con Dios, fortaleza
con Dios, salvación
con Dios, poderoso
con Dios, santo
con Dios, único Dios.

Quiero subir contigo, Señor
a celebrar tu Pascua, Señor

Amén.