miércoles, 16 de diciembre de 2009

LECTURA DEL DIA MIERCOLES 16/12/2009


Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio de Agrigento : «La Buena Nueva es anunciada a los pobres»

Lecturas

Isaías 45,6-8.18.21-25.
para que se conozca, desde el Oriente y el Occidente, que no hay nada fuera
de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.
Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la felicidad y creo la
desgracia: yo, el Señor, soy el que hago todo esto.
Destilen, cielos, desde lo alto, y que las nubes derramen la justicia! ¡Que
se abra la tierra y produzca la salvación, y que también haga germinar la
justicia! Yo, el Señor, he creado todo esto.
Porque así habla el Señor, el que creó el cielo y es Dios, el que modeló la
tierra, la hizo y la afianzó, y no la creó vacía, sino que la formó para
que fuera habitada: Yo soy el Señor, y no hay otro.
¡Declaren, expongan sus pruebas! ¡Sí, deliberen todos juntos! ¿Quién
predijo esto antiguamente y lo anunció en los tiempos pasados? ¿No fui yo,
el Señor? No hay otro Dios fuera de mí; un Dios justo y salvador, no lo
hay, excepto yo.
Vuélvanse a mí, y serán salvados, todos los confines de la tierra, porque
yo soy Dios, y no hay otro.
Lo he jurado por mí mismo, de mi boca ha salido la justicia, una palabra
irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, toda lengua jurará por mí,
diciendo: Sólo en el Señor están los actos de justicia y el poder. Hasta él
llegarán avergonzados todos los que se enfurecieron contra él.
En el Señor hallará la justicia y se gloriará toda la descendencia de
Israel.


Salmo 85(84),9-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para
su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra
tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.


Lucas 7,18-23.
Juan fue informado de todo esto por sus discípulos y, llamando a dos de
ellos,
los envió a decir al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar
a otro?".
Cuando se presentaron ante él, le dijeron: "Juan el Bautista nos envía a
preguntarte: '¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?'".
En esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus
dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos.
Entonces respondió a los enviados: "Vayan a contar a Juan lo que han visto
y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son
purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es
anunciada a los pobres.
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Gregorio de Agrigento (hacia 559-hacia 594), obispo
Comentario sobre el Eclesiastés, 10,2

«La Buena Nueva es anunciada a los pobres»

La luz del sol, vista con los ojos de nuestro cuerpo, anuncia el sol
espiritual, el «Sol de justicia» (Ml 3,20). Verdaderamente, es el más dulce
sol que haya podido amanecer para los que, en aquel tiempo, tuvieron la
dicha de ser sus discípulos, y pudieron mirarle con sus ojos todo el tiempo
que él compartió la misma vida de los hombvres como si fuera un hombre
ordinario. Y, sin embargo, por naturaleza era Dios verdadero; por eso fue
capaz de devolver la vista a los ciegos, hacer andar a los cojos y oír a
los sordos; purificó a los leprosos y, con sólo una palabra, llamó a los
muertos a la vida. Y aún ahora no hay nada más dulce que
fijar la mirada de nuestro espíritu sobre él para contemplar y
representarse su inexpresable y divina belleza; no hay nada más dulce que
estar iluminados y embellecidos por esta participación y comunión con su
luz, tener el corazón pacificado, el alma santificada, y estar llenos de
esta alegría divina todos los días de la vida presente... En verdad, este
Sol de justicia es, para los que le miran, el proveedor del gozo, según la
profecía de Isaías: «¡Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría!» Y también: «¡Bendigo al Señor en todo momento, su
alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los
humildes lo escuchen y se alegren!» (Sl 67,4; 33,1)

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